MITOS Y REALIDADES DE LA INSEMINACION.
Con frecuencia recibimos la llamada de una mujer o una pareja solicitando conocer el costo de “una inseminación”, con la esperanza de obtener un embarazo en forma segura, con sólo reunir cierta cantidad de dinero.
Si bien el procedimiento que se conoce como Inseminación Intrauterina ha sido desde hace muchos años, parte del armamentario médico para ayudar a las parejas que no han obtenido embarazos, su efectividad, en los casos en que se encuentra justificada, llega como máximo al 15 – 20 % por cada intento, cifras inferiores al promedio efectividad de la reproducción humana normal: 25 – 30 % por ciclo.
Con lo anterior no se pretende desestimular a los lectores en lo referente a dicha ayuda en la medicina reproductiva, más bien, aclarar conceptos y orientar a la población en el tema.
Ante todo, la inseminación consiste en introducir con una delgada cánula, insertada en el orificio del cuello uterino, el semen del compañero de la paciente o de un donante, dentro de la cavidad del útero, para así facilitar el encuentro del espermatozoide con el óvulo y lograr la fecundación. El semen debe ser sometido poco antes de la inseminación a un proceso llamado capacitación, el cual permite la separación de los espermatozoides débiles o muertos, seleccionando los más vigorosos, y concentrarlos en un pequeño volumen (máximo medio centímetro cúbico) para ser insertados cerca del fondo uterino; este proceso también logra retirar gran número de sustancias procedentes del líquido seminal, que podrían ser irritantes y alergizantes para la cavidad uterina.
Se considera indicada o justificada la inseminación con el semen del conyuge, en una pareja en la cual los estudios previos demuestren que la causa de la infertilidad se relaciona con alteraciones leves en la cantidad o calidad de los espermatozoides (si el semen está severamente alterado, no se recomienda inseminación), cuando existen alteraciones del cuello uterino que impidan la llegada de ellos al interior del útero, cuando la mujer presente problemas de ovulación y el tratamiento de los mismos no haya logrado el embarazo; también en los casos en los que se ha detectado una causa diferente y ha sido tratada sin obtener embarazo. Finalmente, se considera una opción la inseminación cuando los estudios no demuestran una causa aparente (infertilidad inexplicada). En aquellas situaciones en que se ha demostrado un trastorno de las trompas de Falopio (obstrucción total o parcial) y/o en mujeres de edad avanzada, el pronóstico de éxito de la inseminación es tan bajo que no se recomienda su uso.
